La diferencia entre el IRPH y el Euríbor aumentó durante los peores años de la crisis

El IRPH y el Euríbor se calculan mediante métodos muy distintos de tal manera que el IRPH siempre se encuentra por encima del Euríbor y durante los años de la crisis económica la diferencia se ha agrandado. Lo mejor del Euríbor es que no depende de las nuevas hipotecas constituidas o revisadas, es decir, el índice europeo depende principalmente de los tipos de interés y cuando estos empezaron a ser bajados a partir de octubre de 2008 por el Banco Central Europeo (BCE), con el fin de afrontar la crisis de la Eurozona y revitalizar el consumo, el Euríbor también bajo.

Los tipos de interés están ahora en el 0%, gracias a todas las bajadas que el BCE ha ido aplicando a los mismos de forma sucesiva desde 2008 con alguna que otra interrupción, por eso el Euríbor está en terreno negativo. El IRPH, por el contrario, sí que depende de las nuevas hipotecas que se conceden y por tanto si las hipotecas en la actualidad o durante los años de la crisis se encarecieron concediéndose con diferenciales más altos y con la introducción de un TAE alto que compensase la cáida del Euribor, y el IRPH irremediablemente acusó este encarecimiento de las hipotecas y de los diferenciales.

Durante los años del boom inmobiliario y la etapa de expansión económica en el que el mercado de la vivienda y el sector de la construcción eran un potente motor de crecimiento económico, de creación de empleo y que además alimentaba a la banca de forma extraordinariamente generosa, los tipos de interés y con ellos el Euríbor subían de forma importante y las entidades financieras no tenían ningún problema en bajar los diferenciales sumados al Euríbor, mostrando hipotecas a interés variable tan atractivas como por ejemplo a tipo de interés Euribor +0,35% de diferencial.

El sector de construcción, aunque extraordinariamente potente en sus días gloriosos, demostró ser un gran gigante con pies de barro tras el inicio de la crisis económica internacional y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, y empezó a producir un aumento vertiginoso de las listas de desempleo. La economía entró en un peligroso círculo vicioso del cual todavía no se ha llegado a mostrar una salida clara del mismo, donde unos problemas contagiaban a otros y estos mismos impedían resolver los primeros. El desempleo debilitaba el consumo y la caída del consumo hacía crecer el desempleo.

El BCE empezó a bajar los tipos de interés y los bancos nada conformes con un Euribor que, caída desmesuradamente, empezaron a subir los diferenciales en las nuevas hipotecas constituidas, con el fin de compensar un Euribor tan bajo que no dejaba de retroceder. El IRPH al ser dependiente en su cálculo de las nuevas hipotecas contraídas, con un diferencial mucho más alto que en la etapa anterior a la crisis, no bajaba de forma tan rápida y tan visible como lo hacía el Euribor en los años posteriores a 2008 y esta circunstancia llevó a que aumentara la diferencia entre ambos índices hipotecarios. La caída del Euríbor ha ayudado a que los ciudadanos con una hipoteca vinculada al mismo, se abaratará y se acompasará con los difíciles años de la crisis económica, pero el IRPH, aunque más tarde también empezó a caer parecía que tenía un potente freno que le hacía quedar retrasado respecto al Euribor en su caída. Este freno era la introducción de un TAE que ayudase a la banca a compensar las bajadas del Euríbor o la subida de los diferenciales, en las nuevas hipotecas.

Durante los años de la crisis la diferencia entre el Euríbor y el IRPH ha sido alrededor de dos puntos, lo que ha supuesto pagar mucho más dinero por una hipoteca IRPH que por una hipoteca Euribor, desatando la indignación de muchos ciudadanos y familias afectadas por el IRPH y creándose multitud de afectados y plataformas de lucha contra el IRPH.

La lucha contra el IRPH ha sido muy intensa y continua, y aunque muchos ciudadanos con hipoteca IRPH han vivido despreocupados e indiferentes a la misma por diversos motivos, los que han luchado han conseguido a través de multitud de demandas llegar desde los Juzgados de Primera Instancia de toda España hasta el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, pasando por las Audiencias Provinciales y por supuesto también por el Tribunal Supremo.

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